martes, 9 de septiembre de 2014

Historia de Casa San Francisco

La casa de Espiritualidad y Formación San Francisco de Asís está ubicada en La Palma, departamento de Chalatenango,  El Salvador.  Fue adquirida el 4 de enero de 2008  y administrada oficialmente, por las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada Concepción (HFIC), en julio de ese mismo año.

Casa Real del Molino era el nombre con el que se conocía a este terreno antes de que llegara a manos de la congregación HFIC. La  administración estaba a cargo del entonces  propietario, Don Joel Armando Herrera Alas, quien se distinguió por su tinte ecuménico. 

Movidas por el Espíritu que busca la unidad de los cristianos, la Iglesia desde el Vaticano II invita a los fieles católicos a   hacer los  esfuerzos necesarios  con la ORACIÓN, LA PALABRA Y LA ACCIÓN para llegar a la plenitud de la unidad que quiere Jesucristo (Unitatis Redintegratio 1.4 Vaticano II). Razón por la cual se ha decidido mantener la apertura para recibir y atender a diferentes iglesias y denominaciones no católicas, así como instituciones y organismos gubernamentales y no gubernamentales.

Nuestro objetivo es proporcionar a las personas una cordial acogida y hospitalidad en un espacio adecuado, ambiente silencioso y en contacto con la naturaleza.  Por ello, esta casa se convierte en el lugar ideal para facilitar  y promover el crecimiento espiritual y profesional.  

Los servicios se prestan a personas e instituciones de todo el país  y del extranjero,  tanto de la iglesia católica como otras iglesias y agrupaciones no católicas que deseen realizar actividades de carácter espiritual o capacitación técnica profesional.


En este apostolado,   de manera especial  también se nos pide vivir con entusiasmo la consagración, predicar con el  testimonio de vida, acoger y servir a los hermanos viendo en ellos a Jesús que  dice “Hoy me hospedaré en tu casa”, (Lc 19,5). Teniendo en cuenta la minoridad franciscana se busca ofrecer  a los huéspedes una cordial acogida, recordando las palabras de Jesús: “Entre vosotros quien quiera ser grande, sea el último y servidor de todos  Mt. 20,26.

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